Dante Panzeri, periodista deportivo y agudísimo observador del fenómeno deportivo llamado fútbol, y de la realidad en general murió el 14 de abril de 1978. No llegó a ver el comienzo del campeonato a disputarse ese año, al que se oponía con tenacidad. Panzeri sostenía que el mundial a desarrollarse en el país, sería utilizado políticamente por la Dictadura Militar que imperaba en ese momento. No era su primer enfrentamiento. En la década del 60, bajo la dictadura de Onganía y presionado por, entre otros, Alvaro Alsogaray, dejó la editorial Atlántida, donde trabajaba.Es autor de dos maravillosos libros: Fútbol, dinámica de lo impensado y Burguesía y gangsterismo en el deporte (del cual se reproduce, en esta edición de La Tecla Eñe, “El hipertrofiado atrofiado”). Además publicó artículos para las revistas El Gráfico, Satiricón, Así, y también en los diarios Crónica y La Prensa
Según Panzeri, la belleza del fútbol depende del talento de los jugadores. Afirmación algo extraña para nuestra época, bajo la cual daría la impresión de que esa belleza está determinada o definida por la calidad tecnológica en la generación y transmisión de los partidos, como así también por la edición de programas que hacen de la presentación y las instancias previas al partido, discursos semióticos en sí. Por otro lado, el pensador italiano Volpicelli (a quien alude en el artículo presentado) ya advertía en su libro “Industrialismo y deporte”, que el deporte y el fútbol en particular, estaban condenados a muerte por efectos de la tecnología.
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